Norma Legal Oficial del día 28 de mayo del año 2018 (28/05/2018)


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El Peruano / Lunes 28 de mayo de 2018

NORMAS LEGALES

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cerámica utilitaria nativa. Así, a inicios del Virreinato se desarrolló una redistribución de ceramistas mitmas de Collique en diversos lugares, como la pachaca de Yanayaco, Shultin-Cajamarca, que, a partir del año 1562 habría ocupado también Chancaybamba o la actual Chancay. Asimismo, una segunda reducción de indígenas distribuyó a los mitmas Collique en la ciudad de Cajamarca, San Pablo, Jesús, Chota y San Marcos. De este modo existió en ese tiempo una misma tradición alfarera en todo Cajamarca; Que, respecto a la antracita, si ésta no fue empleada para la cerámica en tiempos prehispánicos, su incorporación a la cerámica sería un proceso de tecnología producido en el Virreinato; pues, al tenerse conocimiento de la cerámica vidriada y la porcelana, esta última caracterizada por su dureza, es probable que ceramistas mestizos hayan experimentado con la antracita en combinación con arcilla para lograr dureza y resistencia al fuego, tal como sucedió en otros lugares como en Charamuray, provincia de Chumbivilcas, departamento de Cusco, donde se utilizan piedras de la región para dar consistencia y vidriado a sus piezas cerámicas; Que, las denominadas ollas de piedra de Chancay son famosas por sus cualidades matéricas, técnicas y funcionales, gracias al uso de un ingrediente esencial en la mezcla de la pasta cerámica: la antracita, mineral con alto nivel de carbono al 90 o 95 %, negro, brillante y muy duro. Esta denominación de ollas de piedra fue señalada por Roberto Villegas en un artículo publicado por la prensa en el año 1978, titulado "Cerámica paleteada de Mangallpa", en el cual se refiere a las ollas de la localidad de Mangallpa del distrito y provincia de San Pablo; aunque en dicha publicación no se menciona a la antracita y solamente se menciona el material que se mezcla para la pasta: de una parte arcilla con óxido de hierro y, de otra, arcilla con alto contenido de cuarzo (qesqe o jespe, en quechua). Esta mención al cuarzo sugiere que ahí podría haber presencia de antracita y, de ser así, esta técnica de masa o pasta alfarera era un fenómeno regional por lo menos en las provincias de San Pablo, Cajamarca y San Marcos. Cabe señalar también que en el año 1951, Julio Espejo Núñez, con el seudónimo Wanka, escribió una nota sobre la cerámica de Mangallpa, en la cual se refiere a la mezcla de una arcilla altamente plástica con una tierra especial, que podría ser la antracita; Que, dentro de la producción alfarera de Chancay la pieza más requerida es la olla, la cual se compone de una base casi plana para acomodarse a las cocinas de gas, a diferencia de las más redondeadas para el fogón; el cuerpo es semiesférico, el cuello es corto y une el cuerpo con el gollete que viene a ser la boca de la olla, la cual según el modelo puede llevar una tapa. Otra vasija notable es el urpo o payanca, donde se deposita la chicha de jora para su maceración, esta pieza puede llegar a contener 100 litros. El urpo se diferencia de la olla porque es más grande, tiene el cuerpo más pronunciado, la boca pequeña y lleva dos asas equidistantes en el cuerpo. Otro objeto importante es el cántaro para el almacenamiento o transporte del agua, jarra que puede llegar a contener 5 litros, de boca angosta, cuerpo ancho y base estrecha y plana, lleva un asa que une la boca con el cuerpo y se usa en la mesa del comedor. Además de estos emblemáticos objetos, se producen también platos, tostadoras, sartenes, vertederos y crisoles para la minería, entre otros productos utilitarios. También destacan por su calidad las tejas para el techado de las casas. Para la elaboración de las mismas, en Chancay y Pomarongo se utiliza una greda especial mezclada con arena. Esta producción ha disminuido ante el creciente uso de productos industriales de zinc o fibrocemento; Que, el proceso productivo de la cerámica se da en talleres familiares. En primer lugar, se realiza la extracción de las tierras o minerales, luego la mezcla y su respectiva maceración; continúa el amasado, el moldeado o modelado, el secado, el pintado y el quemado. Los insumos son antracita, conocida como piedra de olla o piedra campana, arcilla roja o greda (mitu en quechua), agua y leña o chamiza. La antracita se halla en la quebrada La Negra, cerca a los caseríos

de Masma y Socchagón, canteras de propiedad comunal y se tamiza en el mismo lugar, primero en harnero (para trozos más gruesos), luego en cedazo (resultado más fino), moliéndose en el batán ya en el taller. Para preparar la masa, se mezcla la antracita y la greda en una proporción de tres partes de piedra de olla por una parte de greda, luego se remoja en una tinaja con agua y se la deja orear. Cuando se logra la firmeza adecuada, se coloca en una bolsa de plástico que permite mantener la textura alcanzada, ni muy suave ni muy dura, donde se deja fermentar por un par de días hasta que ligue bien. Antes de comenzar a trabajar las vasijas se hace un tratamiento con los siguientes pasos: se extiende la arcilla sobre una tela, se amasa y se forman bloques de acuerdo a la dimensión de la pieza que se va a elaborar. Estos bloques se guardan en la bolsa para ir tomándolos según el avance en la producción. El desarrollo de una vasija se inicia desde la base, luego se sigue con el cuerpo, el cuello y el gollete. Según el lugar, las piezas son desarrolladas en base al modelado a mano o en base a molde; Que, en los caseríos de Socchagón, Pomarongo, Lucmilla y Pampa de la Tuna, se utiliza la técnica del modelado. El desarrollo de la pieza se inicia aplanando sobre una tabla una porción de barro, dándole forma circular según el tamaño del recipiente a realizar, luego se superponen tiras de barro de manera concéntrica, que se adicionan y aplanan con los dedos; después se orea la pieza por unas dos horas. A continuación, se hace el pulido usando una paleta de madera con la mano derecha, hacia el exterior, y una piedra ovoide aplanada, con la mano izquierda, en el interior, golpeando unas treinta veces por minuto la superficie de la pieza con la paleta; se usan dos tipos de paleta, una un poco gruesa para formar la vasija, y otra más delgada y con hendiduras para el acabado. La paleta y la piedra se mojan con cierta frecuencia. De este modo se logra la forma y la consistencia deseada y se eliminan los poros. Así, al concluir el pulido, el redondel de la vasija tiene una superficie lineal, con rayas paralelas, por los palmetazos. Para el desarrollo de esta técnica es necesario tener cálculo geométrico para que se logre la forma esferoidal y la homogeneidad del espesor en la pared de la vasija; Que, en Chancay y Cursque se utiliza la técnica del moldeado, usando como molde otra olla, a la cual se la cubre con una tela en perfecto estado de conservación y sin arrugas. La arcilla se coloca de forma homogénea hasta la mitad del cuerpo del molde, puliendo con suaves golpes con la paleta, para luego extraer o desembolsar la pieza y continuar con el armado del resto del ceramio. Se termina esta fase con el secado de la pieza bajo sombra, por un par de días; Que, en ambos casos, cuando el ceramio está listo para el horneado se decora con motivos de hojas o plumas sobre el cuerpo superior de la olla y alrededor del cuello o en la boca. Se usa para ello pigmentos de tierra, de colores blanco, rojo, marrón y amarillo, y esta decoración se interpreta también como un sello o marca que permite identificar al ceramista; Que, el quemado de las vasijas se realiza en un horno cilíndrico de adobe, de dos pisos, de aproximadamente un metro y medio de alto. En el primero se coloca la leña y en el segundo las vasijas, las mismas que van sobre un separador con perforaciones que permite el paso del fuego hacia los ceramios. Las piezas se hornean por varias horas a una temperatura de 750 a 800 grados centígrados. El producto está bien cocido cuando cambia de color y el humo que desprende la chamiza es blanco. Las piezas se dejan enfriar unas horas y están listas para su traslado a los mercados. Otra forma de quemar es a fuego abierto, con el cuidado de colocar las vasijas de modo uniforme junto a la chamiza, leña o excremento de ganado; Que, las vasijas producidas con estas técnicas son de un material de alta dureza y resistencia al calentamiento y de bajo peso. Al cocinar en las ollas de piedra se gasta menos combustible, pues los líquidos hierven más rápido y se conserva el calor por más tiempo. Estas ollas se pueden utilizar tanto en el tradicional fogón a leña como en las cocinas de gas; otro rasgo resaltante de las ollas

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