Norma Legal Oficial del día 01 de febrero del año 2017 (01/02/2017)


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NORMAS LEGALES

Miércoles 1 de febrero de 2017 /

El Peruano

Amazonas, el Gobierno Regional Amazonas y la Dirección Regional de Educación. A partir de ello se acordó solicitar apoyo al Ministerio de Cultura para recopilar información sobre la cerámica Awajún, lo que se tradujo en un meticuloso recojo de información etnográfica en campo que fue publicado en el año 2015 bajo el título "Cerámica tradicional Awajún". Es esta investigación la que se presenta como sustento técnico. Es importante destacar que la solicitud se encuentra respaldada por la firma de cerca de 150 pobladores de la provincia de Condorcanqui, y de cerca de 150 pobladores del pueblo Awajún, también de la provincia de Condorcanqui; Que, el pueblo Awajún habita principalmente en el departamento de Amazonas y en las provincias ubicadas al norte de los departamentos de Loreto, San Martín y Cajamarca, en la región conocida como Alto Marañón, al norte del Perú; territorio que han ocupado desde tiempos preincaicos. Según el investigador Jaime Regan, los Awajún habrían mantenido contacto con los Mochicas hace 2000 años, lo cual se evidenciaría en similitudes de personajes y escenas recatadas de mitos e iconografía de ambas culturas, como por ejemplo los seres llamados Iwa de los mitos Awajún, que serían en realidad los Mochicas. Durante el Tawantinsuyu y la colonia, el pueblo Awajún se enfrentó frecuentemente a la dominación Inca y a la Española, mientras que en el siglo XX expulsó a los caucheros de su territorio. Posterior a ello se instalan en su territorio las misiones Jesuitas, ingresan a la zona investigadores del Instituto Lingüístico de Verano, y se establecen guarniciones militares y colonos provenientes de Cajamarca y Piura, a lo largo de los ríos que conforman la cuenca del Alto Marañón; Que, según el antropólogo Alejandro Ortiz Rescaniere, estos contactos contribuyeron no solamente a intercambios materiales sino también ideológicos. Es relevante, por ejemplo, señalar la importancia de la coca y la yuca, originarias de la selva, para las culturas andinas, y la importancia del maíz para los pueblos amazónicos. Este panorama nos lleva a valorar la cultura Awajún, cuyas manifestaciones plásticas -como la cerámicainvolucran el conocimiento profundo de la naturaleza y sus insumos, así como a su pensamiento pragmático, ideológico y mítico; Que, la cerámica Awajún, como muchas de las prácticas culturales de los pueblos amazónicos, se caracteriza por su permanencia en el tiempo al margen de los avatares del progreso social de tipo occidental y sólo sufriendo algunas influencias por su reciente inserción en los circuitos comerciales artesanales. En la actualidad la cerámica Awajún cuenta con una producción abundante y en boga, que cumple rigurosamente con las necesidades utilitarias, decorativas, festivas y rituales de las comunidades Awajún; Que, en el universo Awajún, el arte de producir alfarería es producto de la relación dinámica entre el conocimiento de las mujeres y los elementos disponibles en el entorno. Esta práctica ancestral requiere de respeto de aspectos rituales, de acatamiento de ciertas restricciones para la extracción de los recursos y de saberes basados en narraciones míticas. Los aspectos rituales están relacionados con los cuidados especiales que se prodiga a los espacios donde se encuentran los materiales y a las plantas que proveen los insumos. En cuanto a las restricciones que deben respetarse, cabe mencionar que no deben extraer arcilla las mujeres en periodo de menstruación o embarazadas y los hombres y mujeres que han tenido relaciones sexuales recientemente. En cuanto al universo mítico, es central la relación con Nugkui, personaje mítico, madre de la tierra y quien enseñó a las mujeres Awajún a vivir en armonía con la naturaleza, transmitiéndoles los saberes necesarios para sembrar, cuidar de las plantas y de las semillas, criar a los niños y atender y mantener unida a la familia. Se considera que es Nugkui quien dio a las mujeres el don de conocer y transformar la arcilla. Es con Núgkui que las alfareras se relacionan para obtener arcilla y fabricar piezas bellas y duraderas; Que, el proceso de producción de la alfarería Awajún se desarrolla en tres fases: primero, los elementos del bosque se recolectan; a continuación, se transforman en vasijas por el modelado y la cocción; finalmente, se caracteriza a las vasijas con diseños que expresan su utilidad y les dan sentido y belleza. Cada una de estas

etapas tiene sus propios procedimientos especializados, durante los cuales es necesario que las alfareras demuestren respeto por Núgkui para evitar que esta se sienta maltratada o celosa, y que castigue a las mujeres perjudicando su producción; Que, la recolección comprende el acopio de la arcilla o dúwe en lengua Awajún. Antes de la extracción, el yacimiento es liberado de hojas y piedras. La arcilla extraída es envuelta en hojas y trasladada en una canasta. La naturaleza también suministra la corteza de distintos árboles para la preparación de ceniza que se agregará a la pasta cerámica y que actúa como fundente y permite la cocción a altas temperaturas. Algunos otros insumos que se recogen son las hojas de diversas plantas ­yuca, cocona, entre otras- que se frotan en el interior de la vasija aún caliente por la cocción para impermeabilizar la superficie o los látex de distintos árboles que sirven también para sellar las vasijas y evitar la porosidad o para dibujar diseños sobre las mismas en una mezcla con vegetales, ceniza o arcilla seca. Finalmente, se recogen frutos ­como el achiote-, madera para producir carbón y arcillas de colores que se utilizan ­en mezcla con algunos aditamentos- para elaborar las pinturas de colores negros, ocres y cremas que caracterizan a las vasijas Awajún. Estos insumos del bosque amazónico, así como los conocimientos necesarios para su transformación, son producto de un largo proceso de experimentación cultural y son manejados de modo sostenible por las artesanas Awajún; Que, el proceso de transformación se inicia con la preparación del dúwe o arcilla. En el proceso de amasado la arcilla es mezclada con distintos tipos de yuku, cenizas que dan lugar a diversas pastas cerámicas en lo referido a resistencia y color. Con la pasta cerámica lista, las artesanas proyectan las piezas a elaborar. Para el modelado de las piezas las mujeres se sientan sobre un asiento bajo o en el suelo, de tal forma que la posición del cuerpo permita que los muslos y el estómago sostengan el tátag (tabla sobre la cual se coloca la pasta) para que las manos queden libres para el trabajo de la arcilla. Primero desarrollan la base redonda o apújkamu, luego se forman pequeños cordones de arcilla llamados nanét que son acoplados sobre el borde de la base, uno sobre otro, hasta lograr la altura y la forma deseadas. Después, con la ayuda del kúiship (instrumento para modelar las paredes de las piezas), las ceramistas unen entre sí los nanét; alisando tanto el interior como el exterior de la pieza. Para ello, las artesanas se ayudan con la saliva, llamada usúk que, además de lubricar y facilitar el modelado, es considerada un ingrediente que aumenta la calidad de las vasijas, tanto en acabado como en durabilidad. Es así que el modelado resulta una actividad que además del cuerpo, involucra el alma/espíritu de las múun, maestras ceramistas, en tanto por la saliva las múun le pasan a la arcilla su poder como ceramistas, y también la confianza y la fe en lo que están elaborando. En la costumbre Awajún, utilizar usúk es un medio para transferir capacidades; Que, una vez que se ha dado forma a la pieza se inicia la etapa de secado que se da en dos momentos. En primer lugar las vasijas se dejan al sol y luego se colocan en una canasta que se suspende sobre una hoguera por varias semanas, hasta que penetre bien el calor. Esta técnica se llama uyuwámi en Awajún. El siguiente paso es la cocción, que se hace sobre fuego y en un lugar abierto. Las artesanas colocan tres o cuatro palos medianos de leña dura, en forma de estrella, dejando en el centro un espacio para la leña seca, la cual también es empleada para tapar las piezas y así proporcionarles mayor calor. En ocasiones se realiza una segunda cocción pero, esta vez, con humo, el mismo que se produce humedeciendo la leña o echando agua al fuego. El tiempo de cocción depende de la cantidad de cerámica que se coloque y el proceso suele tomar entre una y dos horas, o hasta que se consuma la leña. El éxito en la cocción depende del respeto mostrado hacia Núgkui, a quien no le gusta que miren las piezas durante el proceso ni que se envidie la cerámica ajena. Es por ello que las ceramistas evitan que personas ajenas se acerquen a mirar la cocción de su producción; Que, el proceso de caracterización es fundamental en la tradición Awajún, según la cual todas las vasijas tienen niimé, atributo que se refiere al aspecto y color, pero también al carácter de cada pieza. Para caracterizar

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