Norma Legal Oficial del día 11 de enero del año 2018 (11/01/2018)


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NORMAS LEGALES

Jueves 11 de enero de 2018 /

El Peruano

hizo suyo el Informe N° 000334-2017/DPI/DGPC/ VMPCIC/MC de fecha 26 de diciembre de 2017, emitido por la Dirección de Patrimonio Inmaterial, a través del cual se recomendó declarar como Patrimonio Cultural de la Nación a los conocimientos, prácticas y rituales asociados al tejido y uso de las shicras en San Andrés de Tupicocha, Santiago de Tuna y San Bartolomé, en la provincia de Huarochirí, departamento de Lima; Que, el área geográfica donde se produce el arte textil de las shicras se constriñe a los actuales distritos de San Andrés de Tupicocha y Santiago de Tuna, así como a sus anexos, además del anexo Chaute, distrito de San Bartolomé, en la provincia de Huarochirí, departamento de Lima, en las cuencas altas de los ríos Lurín y Rímac. San Andrés de Tupicocha está dividida en diez ayllus o parcialidades. Como señala Frank Solomon en la publicación Tierra de Quipus del Ministerio de Cultura, para ser comunero de Tupicocha hay que nacer en uno de sus ayllus o parcialidades, parentelas organizadas en agrupaciones o equipos que ejecutan labores de infraestructura en espíritu de rivalidad fraterna; Que, las shicras se producen a partir de la planta conocida en otras zonas del país como agave, cabuya o maguey (Furcraea andina), que se desarrolla en la zona debido a condiciones geográficas y climáticas propicias para su hábitat. El hábitat de la Furcraea andina es la zona más cálida y baja del temple, denominada yunga, a una altitud de entre los 800 a 1600 m.s.n.m. La planta, antiguamente silvestre, ahora se cultiva para satisfacer la demanda de shicras. Existe otra variedad de agave, denominada champacara (Agave americana), que tiene hojas o pencas con espinas laterales y cuyas fibras son más rígidas, resistentes y verdosas, de calidad más tosca, que generalmente se cosecha y trabaja seca para producir sogas y bolsas corrientes de carga para los animales. En cambio, el maguey utilizado en San Andrés de Tupicocha no presenta espinas, y con sus dúctiles y finas fibras se elaboran las sofisticadas bolsas conocidas como shicras; Que, es a partir de las hojas de agave que se realizan las shicras, sometidas a un proceso de lavado, prensado con batán y secado al sol que se repite varias veces hasta eliminar la pulpa de la hoja y extraer la fibra de color blanco. Esta es conocida como casca o casca blanquita, quedando lista para ser tejida e su color natural o luego de un proceso de teñido. En otros lugares de la cuenca del Lurín se le conoce como acsa o aca, y a la fibra más fina se le denomina yacua o yacuita. Es probable que el término casca provenga del quechua kaspa, que significa choclo o mazorca seca de maíz. Este préstamo lingüístico del maíz para citar la variedad de agave podría darse por la relación de relativa semejanza entre las hojas de ambas plantas, y por los "pelos" del choclo con las fibras extraídas de las hojas de la Furcraea andina; Que, el intenso proceso de evangelización en la región ha hecho que se pierda el quechua. De ahí que sólo se conserven palabras sueltas en ciertas toponimias o antroponimias. Por ello, resulta relevante la sobrevivencia del vocablo quechua shicra, que provendría del quechua sikra que significa cestilla tejida o esportilla (pequeño cesto de dos asas). Los vestigios arqueológicos del uso de las shicras son muchos, siendo uno de los más antiguos los hallazgos en Caral. Es probable que la producción en San Andrés de Tupicocha sea sistemática desde tiempos milenarios, de modo que cuando se conformaron las altas culturas como Wari o Inca los pobladores de la zona fueran tributarios de estos regímenes con estas bolsas. Es decir, que los antiguos pobladores de Tupicocha se especializaron en tejerlas a gran escala, lo que a su vez fue heredado al virreinato, permitiendo su preservación y llegó hasta nuestros tiempos; Que, la técnica se remonta a 5000 años de antigüedad, al periodo precerámico. Según cierta lógica evolutiva del arte textil, el hombre antiguo primero trabajó sólo con las manos diversas fibras rústicas que la naturaleza le proveyó. En unos casos utilizó fibras gruesas para tejer cestos para el transporte de la caza o la pesca; en otros casos fibras blandas como cabuya, algodón o pelo para armar cestos blandos. Luego, usando fibras refinadas del algodón, pelo de alpaca y de vicuña, comenzó a tejer telas para indumentaria, especialmente tras la invención del telar de cintura y sus variantes. Según esta lógica

tecnológica, las shicras representan uno de los primeros estadios de desarrollo del arte textil; Que, las técnicas de procesamiento del insumo, el proceso del tejido y la conformación de diseños son especializadas, habiendo requerido un largo proceso de aprendizaje a través del tiempo. Para preparar las fibras las tejedoras y sus familiares, en la época de lluvias, recogen las hojas del agave de unos tres años y las machacan primero con un mazo sobre un tronco, luego las aplastan sobre un batán, después lavan las hebras en agua corriente eliminando la viscosidad y el color verde natural, finalmente se cuelgan para el secado. Este proceso puede repetirse varias veces hasta lograr una fibra delgada y casi blanca. Para el teñido se utilizan pigmentos de anilinas por sus colores intensos, no obstante en tiempos recientes están tratando de aplicar los tintes vegetales de la zona, como la flor del árbol k'ichara de la cual se extrae el color rojo ladrillo, las cortezas del nogal para el marrón verduzco y del aliso para el color anaranjado. Una vez lista la fibra se teje con las manos, sin instrumentos; Que, para tejer una shicra se comienza por la base, que puede ser redonda o cuadrada, formando la estructura con una fibra continua sobre sí misma, y aplicando la técnica de anillado simple para cambiar al "anillado y torcido interconectado, con cruce derecho bajo izquierdo", que va formando hileras sucesivas de puntos que siguen un diseño espiralado. Es interesante resaltar la forma de espiral, figura asociada en el mundo andino a la serpiente y ésta, a su vez, a la generación de la vida; Que, el proceso requiere de una pericia manual. La mecha de la fibra se alarga y el punto se ajusta mejor cuando se adiciona una o más vueltas sobre sí misma. Es esencial la aplicación del "anillado torcido" por la torsión de la fibra que se hace al momento mismo del tejido, frotando pequeñas porciones de casca entre las palmas de las manos o entre los dedos, formando una torsión en "S". El movimiento del elemento que teje forma un anillo en ocho: el hilo pasa primero a través del elemento fijo, por encima de este, y luego por debajo de sí mismo formando un tejido en "Z". Esta fusión de ambas torsiones es complementaria, permitiendo el ajuste adecuado del punto. El resultado es una malla abierta, sin diagonales, definiendo un tejido de dos caras similares. Una vez concluido el asiento de la bolsa, se interrumpe el espiralado y la tejedora trabaja de ida y vuelta con cada color en un área de color plano, de manera similar a la técnica del tapiz. Se levanta la lazada en cada anillo de la hilera precedente. A este proceso le llaman aumentar o melayar, es el desarrollo de la malla, hilera por hilera, cambiando los hilos de color en función al diseño elegido. Al punto del cuerpo o nudo amplificador de la bolsa, sobre todo, a los bastones del borde superior, algunas tejedoras le llaman yurri y al remate del borde leguaya. Otras tejedoras llaman gasa a la banda del borde superior de la bolsa. La bolsa se termina de tejer con la formación del asa, que se trabaja en plano con cada hilera de ida y vuelta; Que, para la producción de las shicras hay patrones o modelos de acuerdo a los tamaños, los que condicionan las funciones o usos de las mismas. El tamaño más grande, entre 50 x 60 cm, es un tejido rústico, sin teñir las fibras, para confeccionar bolsas de transporte para productos agrícolas llamadas shicrón. Un segundo patrón es de 30 x 50 cm, y produce una bolsa para llevar fiambre, la manta de abrigo, bebidas, o efectos personales, y la llaman recachico cuando se entrega como óbolo al cajualero o encargado de organizar una festividad. Un tercer modelo es de 25 x 40 cm, es usado por los varones para llevar la botella de licor durante las celebraciones, también la usan las señoras para llevar flores para las ofrendas en las capillas. Finalmente, el cuarto tamaño es de 15 x 20 cm, y sirve para guardar la canchita para los convidos o invitaciones a la fiesta del agua o champería, a la limpieza de canales de regadío o amunas, a los velorios, entierros y en otras actividades sociales. También se usa para poner las hojas de coca; Que, las shicras son ricas en sus aspectos decorativos por los colores y por los diseños que presentan. Las tejedoras aprenden los motivos ornamentales de su grupo familiar o de su parcialidad. Los diseños se transmiten de generación en generación, existiendo recurrencia

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