Norma Legal Oficial del día 03 de diciembre del año 2016 (03/12/2016)


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TEXTO DE LA PÁGINA 12

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NORMAS LEGALES

Sábado 3 de diciembre de 2016 /

El Peruano

de miniaturas propiciatorias forman parte del patrimonio cultural inmaterial peruano; Que, los representantes del Patronato Capilla 3 de Mayo - Bellavista, de la Asociación Civil del barrio Bellavista, la Asociación de Artesanos Productores y Comerciantes Alasita 3 de Mayo, la Asociación de Pequeños Artesanos en Miniatura de la provincia de Yunguyo, la Feria de las Alacitas Asociación 3 de Mayo de Mana, la Asociación Mosho, la Asociación Los Viajeros de Virgen del Carmen, la Asociación Paccha-Antara, la Asociación de Artesanos Ceramistas Torito Illary Maki de Azángaro, la Asociación de Juegos Recreativos Viajeros Central Puno, y la Asociación Artesanos Fuerza Primero de Mayo de Puno, solicitaron la declaratoria como Patrimonio Cultural de la Nación de las ferias de alasitas y de miniaturas que se realizan en la región de Puno, apelando a que se tome en cuenta el libro "Dioses y mercados de la fortuna, recorridos históricos del ekeko y las alasitas en el altiplano peruano" como sustento para dicha declaratoria; Que, entre las celebraciones rituales más destacadas dentro del escenario religioso puneño se encuentran las denominadas ferias de miniaturas o de alasitas, las cuales consisten en el expendio de manufactura en miniatura, figurillas asociadas a bienes del mundo agrario y urbano, con fines propiciatorios. La realización de dichas ferias, originalmente vinculadas a la ritualidad agropecuaria de los indígenas altiplánicos ­la palabra alasita puede ser traducida como "cómprame" en lengua aymara­, se incorporó en tiempos coloniales al calendario católico popular por lo cual, comúnmente, acompaña a alguna celebración patronal destacada; Que, en nuestro país, la más importante de estas ferias, por el número de participantes y la promoción mediática que la acompaña, se celebra en el Barrio de Bellavista --población establecida hacia inicios de la década de 1940 al noreste del Puno histórico, en las faldas del cerro de Machallata--, a inicios del mes de mayo. En ella participan, por espacio de diez días, miles de artesanos y comerciantes nacionales y extranjeros así como un nutrido público usuario de estas miniaturas; Que, el uso de miniaturas que dio lugar a las ferias que hoy conocemos como alasitas es una práctica de origen prehispánico ligada a las illas, figurinas propiciatorias comunes en los rituales a las montañas o achachilas en el mundo aymara y denominados calvarios por la cristianización de estos espacios sagrados. Sin embargo, a lo largo del siglo XX, la forma en la cual se ha venido celebrando el rito a los cerros ha cambiado, sobre todo por la incorporación de nuevos elementos, en gran parte del mundo urbano, que han convertido esta celebración en una feria o exhibición de miniaturas. Así, los cambios en la composición social altiplánica originaron una transformación de los escenarios rituales; Que, las primeras descripciones que tenemos de las alasitas en la ciudad de Puno la muestran como una pequeña --y casi imperceptible-- feria de miniaturas indígenas que tenía lugar únicamente la tarde del 3 de mayo, fecha principal de la celebración de la Fiesta de las Cruces y día central de la fiesta hasta el día de hoy. La población campesina, establecida en las localidades cercanas a la ciudad, junto a curiosos urbanos, acostumbraba realizar un paseo hacia este lugar, a fin de adquirir o simplemente contemplar estas exquisitas muestras de artesanía en miniatura. Los cambios sociales y culturales que atravesó Puno a lo largo del siglo XX originaron una profunda transformación en la forma y sentido de esta feria, en la medida que, de ser descrita como una "cosa de indios", pasó a incorporarse a las prácticas festivas del nuevo agregado social urbano, siendo incorporada como elemento sustantivo dentro del calendario festivo de la ciudad y, hacia la mitad del siglo, alcanzó su "oficialización" por parte de las instituciones del gobierno local, las cuales desde entonces asumieron su organización; Que, la fiesta del 3 de mayo en Puno no es la única feria de alasitas existente. En diversas poblaciones surandinas con presencia aymara, tanto en el Perú como en Bolivia, se ha anotado largamente su celebración. En el altiplano peruano, a lo largo del siglo XX, se ha anotado la realización de estas ferias en las ciudades

de Ilave, Moho, Huancané, Juliaca, Lampa, Zepita, Ayaviri, Pomata, Tiquillaca, Desaguadero, Acora, Platería, Yunguyo, Chucuito, Juli y Azángaro. Y, con los procesos de migración que ha desarrollado la población indígena altiplánica, especialmente durante la segunda mitad del siglo XX, vemos este tipo de práctica ritual con miniaturas en otras regiones, incluso, allende los territorios andinos; Que, es de destacar que las alasitas impulsan un importante movimiento económico y cultural en todo el altiplano. Miles de artesanos y decenas de miles de feriantes participan de estos espacios de celebración ritual que, en la actualidad, recorren todo el departamento de Puno y se expanden a diversas localidades del país. A su vez, en las últimas décadas, se ha fortalecido la relación entre las ferias y la identidad cultural regional, siendo especialmente resaltada en los calendarios religiosos y en los circuitos turísticos de Puno; Que, un elemento destacado dentro de la feria de alasitas ha sido la presencia de un personaje particular, una pequeña figura escultórica comúnmente trabajada en yeso, denominado ekeko. Este personaje que, por lo general, se presenta ataviado o cargado con diversos productos y vituallas, es visto como un «dios de la fortuna» y, aunque su origen y presencia datan de tiempos antiguos, ha alcanzado gran prestancia dentro del universo ritual surandino peruano desde inicios del siglo XX, recibiendo, en las últimas décadas, un notable reconocimiento a nivel nacional, siempre asociado a la prosperidad económica y el bienestar; Que, por lo general, las interpretaciones han vinculado directamente la presencia del ekeko con el significado ritual que presentan las alasitas, es decir, como miniatura propiciatoria. De antiguo origen, la palabra aparece anotada en el vocabulario castellanoaymara del misionero jesuita Ludovico Bertonio (1612), para referirse a una divinidad prehispánica. Empero, en términos plásticos, la figura evidencia la apropiación popular de un estilo escultórico ibérico, introducido a los Andes durante el virreinato. Así, se tiende a aceptar que la representación contemporánea del ekeko habría surgido a fines del período virreinal, asociado a determinados atributos religiosos presentes en la cosmovisión indígena; Que, las ferias de miniaturas muestran, del mismo modo, la transformación de una celebración de origen prehispánico que, al igual que otras prácticas religiosas indígenas, fue denunciada en diversos momentos por los evangelizadores, tanto coloniales como republicanos, pero que fue ganando gran aceptación social a lo largo del siglo XX, siendo a la larga incorporada como elemento sustantivo de la identidad puneña, tal como podemos observar el día de hoy. El proceso de valoración de las prácticas culturales de origen indígena por parte de los otros sectores de la sociedad, ha convertido a la feria de las alasitas en una festividad claramente demarcada y visibilizada dentro del calendario festivo, no solo religioso, sino también cívico de la región de Puno; Que, los principios que rigen las prácticas rituales sobre el ekeko y las alasitas tienen paralelo con la tradición ritual prehispánica de las illas como objetos propiciatorios, en cuyo uso ritual se recrea la realidad particular cuya productividad se desea garantizar. La tradición de las alasitas deriva, además, de los procesos que se sucedieron en los períodos colonial y republicano, tanto en lo económico como en lo cultural, en el área del altiplano. En ambos casos se trató del notable desarrollo de una economía extractiva y de intercambio que influyó en la configuración cultural de la región, situación a la que se adaptaron las costumbres y principios de la cosmovisión aymara. De este modo, el principio de las illas como objetos de uso ritual encontrados en el mundo natural se tradujo al de las alasitas como objetos manufacturados de compraventa, que han trasladado la idea de productividad agropecuaria a la de satisfacción de necesidades de carácter urbano, como artefactos, dinero en efectivo, grados académicos o vivienda, entre otros; Que, en comparación, el ekeko hizo su aparición en las ferias de las alasitas del altiplano peruano hacia inicios del siglo XX, y se volvió muy popular entre las décadas de 1950 y 1990, tiempos en que el panorama social y cultural de la sierra sur andina pasaba por una profunda transformación, reflejando el paso de una concepción

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